Después de semanas de debates en
el Congreso, distintos medios de comunicación y las distintas propagandas del
Gobierno, queremos dejar nuestra posición sobre lo que significa este hecho.
Si decimos que hoy recuperamos
YPF, queremos decir por otro lado que hubo un tiempo que no fue “nuestra”, que
no fue estatal. YPF fue víctima hace 20
años exactos de las políticas neoliberales desarrolladas por el Justicialismo y
fue el puntapié del resto de las privatizaciones; el Socialismo con sus dos
Diputados Nacionales, que eran Alfredo Bravo y Guillermo Estévez Boero, se
opusieron tenazmente a que el Estado pierda el control. Y fue la posición que
hemos sostenido coherentemente estos últimos 20 años, situación de coherencia
que no se ve en muchos funcionarios y legisladores oficialistas actuales: muchos de los que hoy militan la
estatización fueron los mismos que ayer la privatizaron.
Como en aquel momento nos
manifestamos en contra de la privatización, hoy apoyamos esta expropiación, a
pesar de sus distintos matices. Esta
medida adoptada por el Gobierno tiene que ser el puntapié para diseñar una
política energética que hasta ahora, desde el Socialismo, consideramos
equivocada. Y decimos esto porque se manifiesta en distintos puntos: hoy hay un rojo en la balanza comercial
energética, hay un agotamiento de las reservas, una caída en la producción y ya
desde hace años hay una necesidad creciente de las importaciones. Desde
hace unos cuantos años venimos planteando estos problemas; problemas que funcionarios
del Gobierno se encargaban de negar constantemente, y hoy paradójicamente
empiezan a denunciar: negar esta situación de “crisis” energética es como
querer tapar el sol con la mano. Los problemas energéticos traducidos a números
son concretos y los venimos manifestando desde hace tiempo: deterioro del saldo comercial energético que
determina que la importación de combustibles el año pasado llegue a los 9.397
millones de dólares; caída de la producción total de petróleo de 15,9 millones
de metros cúbicos entre 1998 y 2011; caída del nivel de producción de gas de
YPF en 7 millones de metros cúbicos entre 2004 y 2011; caída, en el mismo
período, de reservas de gas y petróleo en un 50%; aumento en dólares de los
combustibles por encima de la inflación en los últimos años; entre 2008 y 2011
la nafta súper aumentó un 113%, la nafta premium un 140% y el gasoil un 161%;
remesas indiscriminadas de utilidades de Repsol al exterior entre 1997 y 2010
por 14.200 millones de dólares.
Hoy asistimos a una YPF que tiene entre 5 y 8
reservas de petróleo cuando previo a la privatización tenía unas 30 reservas. Fue la misma política de saqueo, que se mantuvo
hasta ahora, la que no invirtió un peso en la exploración de nuevas reservas y
la creación de nuevas refinerías, la que solo se encargo de crear Estaciones de
Servicios. Fue la metodología del Capitalismo sin control instaurado en los 90
que se encargó (y todavía se encarga) de maximizar la renta en el menor tiempo
posible.
En este debate no se habla, por ejemplo, del
Cerro Dragón que no entra dentro de YPF. El
Cerro Dragón se encuentra entre las provincias de Santa Cruz y Chubut, y es el principal yacimiento petrolífero de
la Argentina y representa el 25% de las reservas nacionales. ¿Saben por qué
no se habla? Porque todavía se mantienen vigentes los decretos desreguladores
de la actividad, sancionados en los 90, que son las mismas políticas de saqueo
que siguen sin derogar. Queda evidente
que una de las cuestiones omitidas en este debate fue la necesidad de una nueva
Ley de Hidrocarburos en la Argentina, con la previa derogación de los decretos
menemistas que fueron lo que instalaron esta sociedad de mercado, en donde la
salud, la educación, el trabajo y la energía son meras mercancías.
El otro punto en discusión, es el Artículo 15
de la presente ley donde en su último
párrafo dice textualmente: “para el
desarrollo de su actividad, YPF Sociedad Anónima continuará operando como una
sociedad anónima abierta, en los términos del Capítulo II, Sección V, de la Ley
19.550 y normas concordantes, no siéndole aplicable legislación o normativa
administrativa alguna que reglamente la administración, gestión y control de las
empresas o entidades en las que el Estado nacional, o los estados provinciales,
tengan participación”. Ahora vamos a pasar a transcribir el Artículo 6 de
la Ley 24.145, en donde vamos a encontrar unas similitudes: “…regida por la ley 19.550, Capítulo II,
Sección V, artículos 163 a 307 (texto ordenado en 1984), con la finalidad de
que sea una empresa de hidrocarburos integrada, económica y financieramente
equilibrada, rentable y con una estructura de capital abierto. Mientras la
participación del Estado Nacional y de las Provincias en el capital social de
YPF Sociedad Anónima sea mayoritaria, no le será aplicable a esta empresa
legislación o normativa administrativa alguna, dictada o a dictarse, que
reglamente la administración, gestión y control de las empresas en las que el
Estado Nacional tenga participación.” ¿Saben a qué Ley nos referimos? Es la ley de privatización de YPF. Por eso
planteamos que no puede estar el Artículo 15 en la presente Ley.
La última cuestión es la participación de las
provincias que no son petroleras en el
Consejo Federal que la misma ley establece.
La participación se acota a una silla en el Concejo pero sin ninguna acción, lo
que nos parece muy contradictorio y sin ningún argumento sólido. En primer
lugar, y viendo las distintas votaciones en el parlamento, las provincias tienen que participar porque a YPF la vamos a recuperar
y construir entre todos; en segundo término YPF no es solo un pozo de petróleo sino también son sus refinerías,
petroquímicas y toda su red de comercialización. Por ejemplo, la provincia
de Buenos Aires cuenta con la refinería de La Plata, que procesa el 65% del
crudo de YPF.
Desde
ya apoyamos esta iniciativa, pero como ya fundamentamos tiene que ser el
puntapié para cambios más graduales y de fondo. Rediscutir el nuevo rol que
tiene que ocupar el Estado argentino. Muchos
plantean la teoría del medio vaso vacío y el medio vaso lleno: nosotros
ponemos énfasis en el medio vaso vacío y otros ponen énfasis en el medio vaso
lleno. Pero la coincidencia es que el
vaso está por la mitad. Entonces, está bien, y es real, que ha habido un
crecimiento macro económico virtuoso en todos estos años producto de los
superávit gemelos: el comercial y el fiscal. Es verdad que hay hechos positivos, como la asignación por hijo,
las paritarias o la ley de medios, entre muchos más que podemos nombrar. Pero también tenemos que decir que el
Gobierno tiene deudas pendientes como lo es en materia energética; el tema
de los subsidios en donde les hemos dicho durante muchos años que se tenía que
dejar de subsidiar a los ricos en la Argentina porque era dinero de los pobres
que iba hacia los ricos; después de 9 años de gestión, en donde ha habido
tantos superávit fiscales importantes y no se ha discutido nunca una reforma
tributaria; no se ha impulsado una reforma del sistema financiero ni se habla
de gravar la renta financiera; tampoco se ha avanzado en un nuevo marco
regulatorio de los servicios públicos concesionados.
Estamos
convencidos que estos son los temas de agenda, los desafíos de esta nueva etapa
que se inicia con la estatización del 51% de YPF como puntapié. Siempre pensando en el país y no en las
encuestas, no en quien tiene rédito político, sino en que tenemos entre todos
que construir definitivamente un país más justo, más solidario y con más
libertad para todos los argentinos.
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