miércoles, 23 de febrero de 2011

Desde el Socialismo rechazamos la utilización de 4 MIL MILLONES DE PESOS, pertenecientes al fondo de l@s jubilados, para la emisión de deuda pública

En el último boletín oficial del Gobierno Nacional, entre sus publicaciones estaba el uso de 4 MIL MILLONES DE PESOS para la emisión de una Letra del Tesoro por U$S 800.362.000 y en la otra por U$S 125.707.000. Paradojamente, esta decisión fue tomada por las resoluciones 365/10 y 106/10 el 20 de diciembre pasado, y publicadas en el Boletín oficial el 10 de febrero, 52 días después.

Por su parte, Rubén Giustiniani (Presidente del Partido Socialista y Senador Nacional) quien es impulsor del Proyecto de Consulta Popular por el 82% Mínimo, Vital y Móvil expresó: “nuestros jubilados quizás no entiendan de Letras del Tesoro, suscripción directa y amortizaciones, pero si tienen plena conciencia que trabajaron y aportaron honestamente durante toda la vida y hoy reciben una jubilación que no cubre sus necesidades mínimas”. El gobierno nacional hace pocos días anunció un aumento de los haberes previsionales que representan “6 pesos por día” estimó Giustiniani.

Seguimos sosteniendo que es una paradoja tener una “ANSES Rica, con Jubiladas y Jubilados Pobres”

En los últimos meses del año pasado, en la discusión del 82% Móvil para las jubilaciones, escuchábamos al Kirchnerismo decir que llevar los haberes a ese número de justicia social era imposible, ya que era prácticamente desfinanciar el Estado. Ahora entendemos por qué decían eso, hace unos días atrás en el boletín oficial del Gobierno de la Nación salió la utilización de 4 MIL MILLONES DE PESOS para la compra de deuda pública, pero la trampa de esta resolución radica en que este dinero fue tomado “por prestado” en Diciembre de 2010, ó sea que nos enteramos 52 días después.

Desde el Partido Socialista hemos apoyado y nos parece una excelente medida la estatización de las AFJP, porque el Estado no puede dejar en la mano de un grupo privado, al cual solo le interesa lucrar, las jubilaciones y pensiones de miles y miles de abuelas y abuelos argentinos. Pero este Estado, conducido hoy en día por el Kirchnerismo, ha demostrado usar tendenciosa y corruptamente los fondos de la ANSES.

Esta no es la primera vez que el Gobierno se financia a través de los fondos de las y los jubilados, en esta “vuelta” para cubrir parte del déficit del Tesoro Nacional. A todo esto, el Kirchnerismo sigue persistiendo en la estrategia de “tomar prestado” una cifra cercana a los 100 MIL MILLONES DE PESOS, de los 170 mil millones que tiene el Fondo de Garantía y Sustentabilidad pertenecientes al sistema de jubilaciones del ANSES. Entonces, mientras el Gobierno Nacional logra financiarse a tasas bajas y poniendo irresponsablemente en riesgo la sustentabilidad del Sistema Previsional, se niega a cumplir con la obligación de pagar los haberes del 80% de las y los jubilados de acuerdo a lo que marca la legislación previsional, ratificada por los fallos de la Corte Suprema. Todo esto indica que las prioridades del Gobierno son en primer lugar financiar los gastos que vienen teniendo, y después viene el bienestar de nuestras jubiladas y jubilados.

Los números para el 2011 marcan que la ANSES va a tener un presupuesto de $ 162.220 millones, de los cuales aproximadamente, unos $ 50.000 millones (35%) corresponden a gastos y prestaciones que deberían tener financiamiento propio en lugar de utilizar recursos que pertenecen a nuestros mayores. Como dijo Rubén Giustiniani, y nosotros reproducimos al principio de esta nota, “nuestros jubilados quizás no entiendan de Letras del Tesoro, suscripción directa y amortizaciones, pero si tienen plena conciencia que trabajaron y aportaron honestamente durante toda la vida y hoy reciben una jubilación que no cubre sus necesidades mínimas”. Esto demuestra que realmente no hay cajas revolucionarias, de pedir plata para la corona diciendo que “se va a hacer la revolución”, esto es usar los fondos públicos de manera corrupta para tapar baches que este “modelo” deja día a día; esto de nueva política no tiene nada, es muy viejo. Por eso desde el Socialismo siempre planteamos que la decencia, honestidad y transparencia son los primeros valores de un progresismo en la Argentina.

Como dijimos en su momento, esto no es un capricho. Esto es llevar a un piso de Justicia Social para nuestras jubiladas y jubilados, que trabajaron toda su vida para que hoy en día tengan las migajas que tienen, y encima el dinero que aportan las y los trabajadores sean usados para mantener un modelo que sigue generando desigualdades entre los que más tienen y los que menos tienen. Tampoco es una jugada política, son 20 años de reclamo marchando a la vuelta del Congreso de la Nación, en las calles Callao y Rivadavia, para que el 82% Mínimo, Vital y Móvil sea tratado. El 82% no solo trae un beneficio para el sector pasivo, sino que pone en pie de discusión de cómo hacemos para combatir el trabajo en negro, que es el que más ha crecido en el país en estos últimos años. Pareciera que el mensaje que nos deja el Kirchnerismo es que ser jubilado es sinónimo a ser pobre, y a las y los trabajadores los invita a pensar que el descenso social caracterizan su porvenir en la Argentina. Es por eso, que la sanción de 82% Mínimo, Vital y Móvil y el combate al trabajo en negro son los temas de agenda que tiene que tener una fuerza progresista para empezar a construir un camino de Justicia Social, Igualdad y Solidaridad que lleven el bienestar a todas y todos los argentinos.

jueves, 17 de febrero de 2011

Las reKolectoras en la Viveza Criolla

Como escribíamos hace un par de notas atrás, en donde hablamos sobre la Reforma Política y los daños que empezaba a generar en nuestra democracia, ahora vemos otro tema que surgió: las listas colectoras.

Las colectoras son cuando una lista a candidato a Gobernador, Presidente o la boleta de mayor “rango” en las listas sábanas, adosa con distintas listas más abajo. Ósea que, por ejemplo, la boleta de mayor “rango” (presidente o gobernador) tiene dos o más candidatos a nivel municipal; paso en nuestra ciudad en las últimas elecciones ejecutivas cuando el Frente para la Victoria encabezado por “Chano” Aloe y la Agrupación Vecinal “26 de Octubre” que llevaba como candidato a Intendente a Martín Caso, adosaron a nivel nacional con Cristina Fernández de Kirchner para generar de esta manera tracción de votos a nivel nacional.

Hoy en día con la Reforma Política, la cual instaura las “Internas Simultáneas y Obligatorias” como primer escalón, poner colectoras es engañar al Electorado. Es una parte más de la denominada Política Criolla, en donde el Partido Justicialista siempre ha usado esa “viveza” a su favor. Viveza que radica en engañar al electorado, esconder boletas los días de elección, el viejo y conocido voto cadena, entre tantas cosas y, lo que es peor, que esta nueva Ley no combate, sino que pareciera que sigue ayudando a que pase esto.

Desde el Socialismo, cuando se presentó esta Ley, dijimos en su momento que en ninguna parte de la ley decía que se “abolían” las listas colectoras, cuando el Kirchnerismo decía todo lo contrario. Nunca se contemplaron avances en lo que se refiere a la dinámica electoral, a la transparencia, porque esta Ley desde su esencia es monocolor y a medida del Partido Justicialista para perpetuarse e enquistarse en el poder.

Una Ley Electoral por sobre todo, tiene que tener dos partes fundamentales: la primera es el Consenso entre todas las fuerzas políticas porque no tenemos que olvidar que vivimos en una democracia que significa la libre expresión de todas las ideas políticas. La segunda es la Transparencia que es lo que tiene que tener como base cualquier elección para garantizar la igualdad entre todas las expresiones y para no quebrantar y traicionar la libre expresión popular, a través de las Vivezas Criollas.

Y un claro ejemplo de transparencia va a ser la Boleta Única cuando se ponga en marcha en las Internas Abiertas del 22 de Mayo en la provincia de Santa Fe. Este sistema, que fue implementado por el Partido Socialista y el Frente Progresista, garantiza transparencia, dinámica y “corta de cuajo” con todos los métodos tradicionales de viveza. La Boleta Única consiste en que cada claustro (ósea en Gobernador, Diputados y Senadores Provinciales, Intendentes, Concejales) tenga su propia boleta separada al resto (eliminando la lista sábana) y que en cada una de ellas aparezcan todos los candidatos con la foto de ellos al lado del nombre, y así el ciudadano que vote tenga que marcar con una cruz al lado del candidato que encabece la lista. Esto así planteado elimina la listas sábanas (como ya mencionamos); corta con el voto cadena porque las boletas están disponibles solo cuando se abren los comicios lo que no permite repartir votos ni antes ni durante la elección; suprime la “tracción” de votos de arriba hacia abajo o viceversa, generado por las famosas “colectoras”; no se van a poder esconder o robar votos como pasa ya que hay una sola boleta con todos los candidatos por claustro.

A nivel nacional a través de nuestro Senador, Rubén Giustiniani, hemos presentado y acompañado esta propuesta, este método de elección y transparencia, que este año va a tomar estado parlamentario para ser tratado. Esperemos que tenga sanción para que se eliminen todos los métodos de viveza implementados por el PJ, para que la trampa se deje a un lado y que desde una vez, la transparencia gane terreno para construir un camino cierto de Igualdad y Justicia para todas y todos.

domingo, 6 de febrero de 2011

Refundar el capitalismo, aquel chiste de Obama

Cuando estalló la actual crisis económica y se hicieron evidentes sus causas y la rapacidad de quienes se habían beneficiado de ella, cualquier analista con dos dedos de frente, incluso los que habían participado en la orgía especulativa en la que se gestó, comprendió que no era en los errores o los delitos de agentes económicos donde radicaba la responsabilidad principal sobre lo que estaba pasando, sino en el propio sistema.

La mayoría de los dirigentes políticos aunque no todos tenían esos dos dedos de frente, y lo comprendieron también. Los menos atrevidos lo dijeron en voz baja; pero algunos de los más poderosos como Obama y Sarkozy no tuvieron inconveniente en decirlo en voz alta, y al calor de la indignación que les producía el espectáculo se olvidaron de reprimir la lengua. "Hay que refundar el sistema", fue la consigna que transmitieron. Eso quería decir y lo dijeron también: hay que terminar con la desregulación de los mercados; hay que controlar la proliferación de un capitalismo financiero basado en la especulación con activos ficticios que multiplican exponencialmente la economía real, se adueñan de ella, la pervierten y la arruinan; hay que imponer tasas a las transacciones financieras y a los beneficios especulativos; hay que acabar con los paraísos fiscales; hay que poner coto a la codicia de los administradores y evitar que persigan su propio beneficio como único criterio de gestión; hay que recuperar la intervención pública en la economía, tanto para los estados como para los organismos internacionales; hay que imponer códigos de conducta ética a los agentes económicos etcétera, etcétera.

Los límites del sistema


Lo que ha pasado luego parece la clase práctica de un curso básico de marxismo. La clase en la que se aprende, con ejemplos prácticos, cuáles son los límites del sistema y quién manda realmente aquí.

¿Eran cínicos Obama y Sarkozy cuando proclamaron su convicción en que había que refundar el sistema y su decisión de hacerlo? No creemos. Como Zapatero y otros políticos europeos que creyeron que esa refundación era posible y se sumaron a ello, todos ignoraron, por un momento, los límites del sistema y la correlación de fuerzas que determina quién manda realmente en él.

Aparentemente son las multinacionales quienes protagonizan el capitalismo moderno. Según un documento reciente de la OMC, las 500 mayores controlan más del 70% del comercio mundial. Pero quien manda en ellas, en la mayoría de los casos, son los capitales financieros: hedge funds (fondos de cobertura), sociedades de capital riesgo, fondos de pensiones, fondos soberanos y otros capitales especulativos, muchos estrechamente vinculados a los bancos y a las grandes fortunas.

De las decisiones que tomen estos capitales dependen la estabilidad de las divisas, las deudas de los estados y las fluctuaciones de los precios internacionales de todos los productos estratégicos y de consumo básico. De esas decisiones depende que las divisas se deprecien o se aprecien con independencia de su economía real, que los estados quiebren o tengan que dejar de prestar servicios públicos y someter a su población a drásticos programas de austeridad, que se hunda el valor de las exportaciones de unos países o que se multiplique el precio de productos básicos de los que depende la alimentación de cientos de millones de personas. Son esos capitales quienes mandan. Las organizaciones económicas internacionales están a su servicio y marcan al mundo las políticas que a ellos convienen. Y los estados, dentro del sistema, no pueden nada frente a su poder: tanto a su poder económico, que podría hundir la economía de cualquier país, como a su capacidad para comprar voluntades políticas, medios de comunicación, instituciones y grupos de presión que manipulen según sus intereses a parlamentos y opiniones públicas. Esto, en cuanto a la correlación de fuerzas, es decir, a la cuestión de quién manda aquí.

La búsqueda del beneficio

Pero si ponemos entre paréntesis ese aspecto decisivo, y nos preguntamos si sería posible refundar el sistema de modo que se evitasen las crisis y se moralizase la economía, nos topamos enseguida con límites infranqueables, porque son los límites del propio sistema. Como saben hasta los niños, la clave del sistema capitalista es el beneficio privado; todo el sistema se asienta en la valorización de los capitales. Cada uno tratará de obtener de la aplicación de su capital el máximo beneficio posible e irá a buscar ese beneficio allá donde se pueda encontrar, con independencia de las consecuencias sociales que de ello deriven. No puede actuar de otra manera, porque compite con los demás capitales que actúan con el mismo criterio, y sus accionistas le reclamarán que los beneficios estén a la altura de los que consiguen los demás.

Hace ya mucho tiempo que el capital financiero dejó de ser un mecanismo auxiliar en la arquitectura del sistema capitalista, necesario para facilitar la circulación y la asignación de los capitales en la producción de bienes y servicios. Desde hace más de un siglo es la pieza clave del sistema. Desde los años noventa, en EEUU, los beneficios del sector financiero superan a los de toda la industria. Desde hace décadas las finanzas son el principal protagonista, el que ha configurado todo el sistema según su conveniencia y el que domina por completo el conjunto. Hoy el sistema capitalista es el sistema de las finanzas internacionales y sus estructuras lo vertebran. No hay más sistema capitalista que este.

Volvamos a Obama y Sarkozy. Lo que pasó después es bien conocido, aunque quizás no haya sido bien expresado. Los mercados se impusieron a los gobiernos, se dice. Pero los mercados es un eufemismo tras el que se amparan aunque no se oculten las finanzas internacionales. No son los mercados básicos de cualquier economía mercantil, en los que concurre la oferta y la demanda de bienes y servicios, ni siquiera el mercado de capitales que asiste a la economía real en su funcionamiento. Son exclusivamente los mercados financieros en los que se trafica con divisas, con deuda pública y, sobre todo, con derivados que multiplican ad infinitum obligaciones y beneficios futuros convertidos en títulos que se crean exclusivamente para especular con ellos.

Los grandes capitales que operan en estos mercados no compran ni venden activos reales, sino la oportunidad de beneficios que se lograrán manipulando su oferta o su demanda, mediante operaciones que subirán o bajarán artificialmente el precio según convenga. Cómo se hace esto no es tema para este artículo. La cuestión es que se hace. Y vaya si se hace. El año pasado las transacciones financieras fuera de los mercados (OTC) se elevaron a 615 billones de dólares, más del triple de la riqueza del mundo entero y unas diez veces el PIB mundial. Y los activos de las 50 mayores corporaciones financieras transnacionales sumaban 54 billones de dólares, triplicando el PIB de toda la UE.

Fin de fiesta

Fueron los grandes capitales financieros internacionales directamente o a través de organismos que representan sus intereses y aplican sus criterios, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o el Banco Europeo los que recordaron a los gobernantes los límites de su poder.

En el segundo trimestre del año pasado, en Europa, intervinieron en la verbena de los políticos y se acabó la fiesta. Primero habían forzado a los gobiernos a gastar sin tasa el dinero del pueblo en su beneficio, porque no podían permitir la quiebra del sistema financiero a la que ellos nos habían conducido, permitiéndoles a la vez largar todo lo que quisieran sobre lo que harían después. Y luego, cuando se recuperaron los grandes beneficios y el negocio as usual, mandaron callar y ordenaron a los gobiernos que pusieran a la población firmes, le vaciaran sus bolsillos y le ajustaran el cinturón. Siempre, claro está, a través de la voz ventrílocua de los mercados.

Cómo va a quedar esto, lo veremos. Probablemente, con retoques cosméticos o sin ellos, entraremos en una nueva fase, sin nada que se parezca a una refundación del sistema o a una moralización de la economía. El sistema no se puede moralizar ni refundar; o se cambia o se sufre.