De acuerdo con las proyecciones de la OIT, se prevé que la tasa mundial de desempleo juvenil siga aumentando hasta fin de año de manera que alcance el 13,1 por ciento, y que luego descienda a 12,7 por ciento en 2011. El informe señala además que las tasas de desempleo juvenil han demostrado ser más sensibles a la crisis que las tasas de adultos, y que la recuperación en el mercado laboral de los jóvenes probablemente tarde más en llegar que en el mercado laboral de los adultos.
El informe estima que 152 millones de jóvenes –cerca del 28 por ciento de todos los jóvenes trabajadores en el mundo – trabajaron en 2008 pero permanecieron en la pobreza extrema en hogares que viven con menos de 1,25 dólares por persona por día. “En los países en desarrollo, la crisis domina la vida diaria de los pobres”, dijo el Director General de la OIT, Juan Somavia. “Los efectos de la crisis económica y financiera amenazan con exacerbar la escasez de trabajo decente que ya existía entre los jóvenes. El resultado es que la cantidad de jóvenes atrapados en la pobreza laboral ha crecido, y que el círculo de la pobreza laboral persistirá por al menos otra generación”.
Principales conclusiones del informe:
•Entre 2007 y 2009, el desempleo juvenil aumentó en 7,8 millones (1,1 millones en 2007/2008 6,7 millones en 2008/2009. En comparación, durante los diez años anteriores a la crisis (1996/97 a 2006/07), el número de jóvenes desempleados aumentó en un promedio de 191.000 por año.
•La tasa mundial de desempleo juvenil aumentó de 11,9 a 13 por ciento entre 2007 y 2009. Entre 2008 y 2009, la tasa aumentó en un punto porcentual, lo cual significó el mayor cambio anual de los últimos 20 años (según los datos disponibles a nivel mundial) y revirtió la tendencia anterior a la crisis que mostraba una disminución de las tasas de desempleo juvenil desde 2002.
•Entre 2008 y 2009, el número de jóvenes desempleados incrementó en 9 por ciento, comparado con un aumento de 14,6 por ciento en el número de adultos desempleados. En términos de tasas de desempleo, el impacto sobre los jóvenes ha sido mayor que sobre los adultos. La tasa juvenil aumentó en 1 punto porcentual comparada con 0,5 puntos para la tasa de adultos durante 2008/09.
•En 2008, los jóvenes constituían el 24 por ciento de los trabajadores pobres en el mundo y 18,1 por ciento del total de desempleados a nivel mundial.
•Las mujeres jóvenes tienen mayores dificultades de encontrar trabajo que los hombres jóvenes. En 2009, la tasa de desempleo juvenil femenina fue de 13,2 por ciento comparada con 12,9 por ciento para los hombres (una brecha de 0,3 puntos porcentuales, la misma brecha de género registrada en 2007).
•Las proyecciones muestran una recuperación más larga para los jóvenes en comparación con los adultos. Se prevé que los números y las tasas de desempleo juvenil disminuyan recién en 2011. La OIT pronostica un incremento continuo del desempleo juvenil mundial este año hasta alcanzar un nivel histórico de 81,2 millones y una tasa de 13,1 por ciento. Durante el año siguiente, se prevé que el número de jóvenes desempleados disminuya a 78,5 millones y la tasa a 12,7 por ciento. Mientras tanto, se prevé que la tasa de los adultos haya alcanzado su máximo en 2009 (4,9 por ciento) y disminuya en 0,1 punto porcentual tanto en 2010 como en 2011 (a 4,8 y 4,7 por ciento, respectivamente).
La Argentina no es la excepción, la tasa duplica a la de las y los adultos: 6 de cada 10 jóvenes argentinos está con problemas.
En la Argentina, uno de cada cuatro jóvenes de menos de 34 años está desocupado o trabaja pocas horas y quiere trabajar más. Y de los que están ocupados, casi la mitad tiene un empleo precario. Así, el 60% de los jóvenes tiene problemas de empleo porque no lo consigue, no puede trabajar más horas o porque trabaja en condiciones precarias.
Las estadísticas oficiales, del primer trimestre de 2010, también marcan que el desempleo entre los menores de 29 años duplica el promedio general: entre las mujeres es del 20,1% y entre los varones del 11,3%. Las cifras también marcan que el año pasado, entre las y los jóvenes, creció la desocupación del 12,2% al 13,9% entre los que tienen el secundario incompleto y se registró una leve disminución del 8,7 al 8% entre los que completaron los estudios secundarios o están en un grado más avanzado. En parte eso sucede porque buena parte de las y los jóvenes debe salir a buscar trabajo para ayudar a sus familias cuando aún no completaron sus estudios. Así, tienen dificultades para conseguir un empleo, y cuando lo consiguen es precario. Y al menor desánimo, pasan a integrar el contingente de los que “no trabajan ni estudian”. También influye el incremento de la expectativa de vida y el deterioro de los ingresos de los ya jubilados porque los adultos mayores tienden a retirarse más tarde del mercado de trabajo, colocando una valla adicional para el ingreso de los más jóvenes a ese mercado.
La mayor parte de las y los jóvenes desempleados proviene de hogares de escasos recursos, muchos de los cuales se encuentran en situación de pobreza. Son víctimas, según los especialistas, de un círculo vicioso de transmisión intergeneracional de la pobreza.
El desempleo juvenil se concentra en los grupos sociales más vulnerables, en especial en las mujeres que deben aceptar tareas más descalificadas. Y se refuerza porque, en general, los jóvenes no están incluidos en los planes sociales y escasean los planes de formación y capacitación laboral.
El desempleo juvenil, y la falta de políticas jóvenes nos dejan estos datos:
- El desempleo estructural, el desaliento laboral y el subempleo de indigencia castigan más a los jóvenes que forman la población económicamente activa (54%) que al resto de la población (30%). Si agregamos el empleo precario o inestable, más del 70% de los jóvenes activos de 15 a 24 años se presentan graves déficit laborales.
- Dada el déficit de ingresos laborales que afecta a las familias formadas o integradas por jóvenes, la probabilidad de que estos queden afectados por la pobreza (62%) es mucho mayor que para el resto de la población adulta (40%).
- El alcoholismo, la drogadicción y la violencia nocturna tienen tanto a las tribus juveniles marginales como al conjunto de los jóvenes como sus principales víctimas. Al mismo tiempo, las y los jóvenes son el principal protagonista de hechos de delincuencia, pero también sus principales víctimas, incluido del abuso policial.
- Son las y los jóvenes los que más descreen y menos participan de las instituciones políticas, sociales. Asimismo, los jóvenes varones son los que presentan los índices más altos de muerte por accidentes, y son las madres adolescentes pobres las más propensas a sufrir muerte por aborto o por partos en condiciones de insalubridad.
Los datos “hablan solos”
Después de ver todos estos datos arrojados por la OIT sobre la problemática de empleo joven vemos que las tasas de desempleo juvenil son más altas que la de los adultos, y que ésta varía según la condición social: esto implica que varían las oportunidades entre las distintas clases. Esto da lugar y genera los denominados “Empleo Precario” lo que fortalece el trabajo indigno, en negro y, por sobre todo, la explotación; en donde se da muchas veces esto es en lugares como el campo, negocios “independientes” como comercios, empresas medianas y muchas veces en las grandes también. El empleo precario o indigno, trae serio problemas también al sistema provisional y en el aprendizaje de la o el trabajador, ya que un 15% de la población pasa de ocupada o desocupada y viceversa, y de esta manera introduciéndose en un círculo vicioso del cual no van a poder salir.
Muchas veces escuchamos: “Se perdió la cultura del trabajo”. MENTIRA!!! Nunca se socializó a las clases más postergadas de la Argentina para trabajar; nunca se le brindó una educación seria, formal en la cual se les brinde herramientas para poder afrontar su vida. Producto de esto viene el desaliento y el rechazo por parte de las distintas empresas; el rechazo se origina, muchas veces, por la condición social y origen de la persona, o sea el prejuicio: no son las mismas posibilidades que tiene un o una joven del “centro” de la ciudad que otra u otro de un barrio marginal o periférico. Esto implica que los primeros trabajos para los sectores marginales sean cada vez más precarios y transitorios, de los cuales los sectores más endebles no pueden escapar ya que muchas veces salen a trabajar y dejan de estudiar debido a que tienen que aportar al hogar o mantener una familia.
Esta es la realidad en la Argentina de hoy, en donde según el INDEC un 20% de la población vive en “villas miserias” y de ese porcentaje, el 30% son jóvenes; hay datos de la CTA que elevan a que el 40% de las y los jóvenes son pobres. En un país en donde se produce para alimentar a 10 Argentinas más, en donde el 50% de los ingresos al Estado por Impuesto a la Ganancia provienen de la clase trabajadora, donde los planes sociales (de los cuales no estamos en contra) son mayoría a comparación de políticas públicas de primer empleo, donde hay diferencias obscenas de 27 veces entre el 10% que más gana y el 10% que menos tiene, deja a las claras que la redistribución de la riqueza, la creación de políticas públicas a mediano y largo plazo que abarquen el primer empleo, la elaboración de una reforma tributaria y fiscal, son temas prioritarios en la Argentina.