miércoles, 27 de julio de 2011

Reconstruir los ferrocarriles para reconstruir la provincia.

Carlos Nivio, Diputado Provincial y Secretario General del Socialismo Bonaerense presentó un proyecto de Ley para generar un camino hacia la recuperación del ferrocarril en la provincia, a través de la conformación de un Ente Administrador de los Ferrocarriles Bonaerenses.

El Ente administrará los ferrocarriles provinciales con participación activa de los sectores interesados, bajo la conducción del Estado provincial, con potestad para otorgar permisos de uso y no concesiones.

Se da impulso a la creación de una Asociación de Usuarios del Ferrocarril, con el objeto de que éstos tengan activa participación y fiscalicen los servicios. Se prevé la integración de una Comisión Bicameral de la legislatura para colaborar y supervisar el desempeño del Ente.

Nivio ya había presentado un pedido de informes para conocer el estado de la infraestructura de las vías, del material rodante, las estaciones, inversiones realizadas, estimación de costos de reparación y operación, entre otros puntos, dado que no existen datos y no se fiscaliza a las empresas concesionarias.

Planteamos que se solicite a la Nación la inmediata transferencia de todos los bienes ferroviarios que atraviesan el territorio bonaerense (con excepción de los servicios de pasajeros metropolitanos) y realizar una auditoría técnica contable que permita sanear en lo administrativo, técnico y político.

El estado de situación y las medidas que se aborden deberán ser públicas, ya que no será posible reconstruir este sistema de transporte al margen de la sociedad. La provincia real es aquella que guarda relación con la producción industrial y agropecuaria, la educación, la cultura y demás actividades humanas. Reconstruir los ferrocarriles es un paso fundamental para reconstruir la provincia y para su desarrollo estratégico.

La evidente falta de una política de recuperación y la también evidente política de destrucción desde 1990 a la fecha, motivó la presentación de este proyecto.


Otros datos para tener en cuenta

Un buen sistema ferroviario presenta ventajas comparativas respecto del transporte carretero. Por ejemplo, tiene un mayor rendimiento energético por su eficiencia en el consumo de combustible, produce menor contaminación y cuenta con mayor capacidad de transporte de grandes pesos (27,2 toneladas por eje, siendo en la red carretera de 14 toneladas por eje).

El costo de una vía férrea tiene una inversión inicial superior al de la carretera, pero su costo de operación es aproximadamente dos terceras partes más reducido, siendo en el movimiento de carga más eficiente en cuanto al uso de mano de obra y la inversión inicial en equipo tractivo para el servicio de carga y de arrastre es tres o cuatro veces menor en el ferrocarril que en la carretera.

Sin embargo los ferrocarriles han sido descuartizados. No son más un servicio público. Predomina el lucro, a través de transformar a estas empresas subsidiadas por el Estado, en empresas recaudadoras. No existe más el pasajero, ahora es un cliente. Las cargas son para los sectores que transportan sus propios productos a precio más bajo que el costo. El ferrocarril no cumple más una función social, no va a todas partes, ha dejado pueblos sin agua, sin comunicación y dejó en estado de quebranto las economías regionales por la desconexión territorial.

sábado, 16 de julio de 2011

Por iniciativa de Nivio la Legislatura pide Canasta Básica de Alimentos sin IVA.

Por iniciativa del Diputado Provincial y Secretario General del Partido Socialista de la provincia de Buenos Aires, Carlos Nivio y por unanimidad, la Legislatura Provincial pide al Congreso Nacional la exención del Impuesto al Valor Agregado a los productos de la Canasta Básica de Alimentos, mediante la incorporación de todos ellos en el listado del artículo 7º -Título II "Exenciones"- de la Ley 23.349, a efectos de facilitar su adquisición por parte de la población en general, y de las familias en situación de pobreza e indigencia, en particular.

Dado el bajísimo promedio de los salarios (entre $ 1.800 y $ 2.500 en el mejor de los casos), su mayor parte es destinada a adquirir productos de primera necesidad, afectándose cerca de un 25% al pago del IVA, produciéndose así la licuación del salario y aumentando el porcentual bajo la línea de pobreza.

El desconocimiento oficial del problema inflacionario impacta negativamente en los sectores más vulnerables, porque la evolución del gasto social prevista por el gobierno se ubica muy por debajo de la inflación que se registrará realmente durante 2011. El Presupuesto nacional para este año mantiene su estructura impositiva regresiva, donde el IVA es un pilar en la recaudación.

Argentina tiene una desigualdad distributiva que genera inequidades sociales y concentración de la riqueza. En el caso del IVA, la presión tributaria decrece con el mayor ingreso, acentuando las desigualdades.

El incremento de la inflación está directamente vinculado al aumento en los niveles de pobreza. Según estimaciones de diversas instituciones probadas, la pobreza seguirá este año por encima del 30%.

Para los socialistas la erradicación de la pobreza es el reto más importante en la actualidad, la máxima prioridad y requisito indispensable para el desarrollo sostenible. Un nuevo modelo de provincia debe cimentarse en la inclusión social.


Otros datos sobre la eliminación del IVA

El proyecto presentado por Nivio, que fuera aprobado por unanimidad, es coincidente con el combate a la pobreza planteado como uno de los ejes fundamentales del programa aportado al Frente Amplio Progresista, por el socialismo. Cabe recordar, que el Senador y Presidente del Partido Socialista, Rubén Giustiniani presentó una medida similar en el Senado de la Nación en el año 2010.

La eliminación del IVA de los alimentos es una cuestión impostergable y un hecho de justicia, planteándose además la reforma impositiva, camino a la igualdad.

Sin los alimentos adecuados, las personas no pueden llevar una vida saludable y activa. No pueden tener empleo, no pueden cuidar de sus hijos y éstos no pueden aprender a leer y escribir. En definitiva, no pueden estar incluidos.

Actualmente Argentina es el segundo país con el IVA más alto de sudamérica.

Esperamos que la aprobación de este proyecto implique que quienes tienen en sus manos los destinos de los ciudadanos dirijan su atención al flagelo de la pobreza, ya que su negación no comprende una decisión de combatirla.

miércoles, 13 de julio de 2011

A un año de la sanción del Matrimonio Igualitario en la Argentina

Se cumple un año de la aprobación del Proyecto de Ley de Matrimonio para personas del mismo sexo. Lo que todas y todos llamamos Matrimonio Igualitario. Hace un año en el Senado de la Nación se le daba sanción positiva y unos días más tarde, el PEN promulgaría la Ley. Desde ahí, la Argentina se convirtió en el primer país de Latinoamérica en tener Matrimonio para personas del mismo sexo. Y a partir de 2010 la Argentina se suma a los Países Bajos (2001), Bélgica (2003), España (2005), Canadá (2005), Sudáfrica (2006), Noruega (2009), Suecia (2009), Portugal (2010), Islandia (2010) quienes ya tenían una Ley de esta índole.

El Matrimonio Igualitario tuvo un largo recorrido en Argentina. Fue presentado por primera vez en Argentina en el año 1992, por los entonces Diputados Nacionales Socialistas Alfredo Bravo y Héctor Polino. En 2005 fue presentado por segunda vez por el Diputado Nacional Socialista Eduardo Di Pollina (hoy Diputado Provincial y Presidente de la Cámara de Diputados de Santa Fe), y por último por las Diputadas Nacionales Vilma Ibarra (Nuevo Encuentro) y Silvia Augsburger (Partido Socialista).

Hoy la deuda pendiente de la legislatura argentina a la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, es la Ley de Identidad de Género. Este proyecto de Ley se viene presentando desde 2007 con la firma de distintos Bloques Políticos, pero impulsada principalmente por la FALGBT (Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans) y ATTTA (Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero Argentinas) para que se garanticen a travestis, transexuales y transgéneros el derecho a la identidad y a la atención integral de la salud. De esta manera podrían así acceder a un DNI que refleje su nombre e identidad de género, y así terminar con la discriminación que les genera tener una orientación sexual distinta a la hora de ir a un hospital, estudiar, votar, conseguir y firmar contrato para un trabajo, etc. , o la misma discriminación que producen los medios de comunicación. También cabe recordar que muchas provincias, la policía maltrata físicamente a las personas trans llegando a llevarlas presas y, en muchos casos, matarlas a golpes, produciendo así sistemáticas violaciones a sus Derechos Humanos.

Por eso a un año de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario, reafirmamos nuestro compromiso, y redoblamos nuestros esfuerzos para que haya más leyes relacionadas a la igualdad de derechos y oportunidades para todas y todos los Argentinos, porque "solo mediante la consecución de la igualdad seremos verdaderamente libres".

Queremos dejar el discurso del Senador Nacional y Presidente del Partido Socialista, Rubén Giustiniani, en la Congreso de la Nación (hace casi exactamente un año) en el tratamiento del proyecto de Ley de Matrimonio para personas del mismo del mismo sexo.

Señor presidente: vengo como senador por la provincia de Santa Fe y presidente del Partido Socialista a adelantar mi voto positivo a este proyecto de ley que establece el matrimonio entre personas del mismo sexo. Me alegra que durante este debate se hayan hecho reiteradas menciones a mujeres y hombres de mi partido, quienes, a lo largo de la historia de la República Argentina, aportaron con ideas, proyectos y leyes a esa lucha por la igualdad y la libertad. Al respecto, se mencionaron a Alfredo Palacios, a Alicia Moreau de Justo y a Juan B. Justo.

También quiero recordar que este proyecto de ley venido en revisión que hoy estamos tratando se originó en iniciativas presentadas por el bloque socialista. Ya en 1993, fueron los entonces diputados Héctor Polino y Alfredo Bravo quienes presentaron proyectos de esta naturaleza. Asimismo, el diputado nacional Eduardo Di Pollina presentó en diciembre de 2005 un proyecto de ley de matrimonio para personas de igual sexo. Y hoy tenemos en tratamiento una iniciativa sancionada por la Cámara de Diputados, que surge de un proyecto de ley presentado por las señoras diputadas Silvia Augsburger y Vilma Ibarra.

¿Por qué estamos tratando hoy este proyecto de ley? Se ha discutido mucho y se lo ha hecho acerca de los tiempos, es decir, si su tratamiento ha sido apurado o se hizo con los plazos necesarios. En ese sentido, me gustaría rescatar la lucha, la militancia y el trabajo de las organizaciones sociales. Creo que sin esa lucha de las organizaciones sociales, sin esa decisión, movilización y valentía que han tenido para instalar este tema en la República Argentina, no hubiera sido posible debatir esta norma.

Considero que es un día histórico. Mirándolo en perspectiva, se recordará este día del Congreso de la Nación como un hecho positivo donde el Parlamento decidió otorgar derechos a quienes hoy no los tienen, avanzar sobre la discriminación y establecer criterios de igualdad, tal cual reza nuestra Constitución Nacional. Y nadie se tiene que equivocar. No se trata de una norma que vaya a generar un rédito político inmediato para nadie. Si se la mira con perspectiva histórica, se advertirá que las grandes leyes en la República Argentina no tienen nombre y apellido. En efecto, se habló del matrimonio civil y nadie recuerda quién fue el autor o el iniciador de esa iniciativa; sólo se recuerda la época o las circunstancias. Se habla de la ley 1.420, una norma revolucionaria que aún deja su presencia en la educación popular en la República Argentina –la educación laica, gratuita y obligatoria–, pero no se la recuerda a través del nombre de su autor. Y lo mismo pasa con la ley de divorcio, que se recordó que se sancionó durante 1987 bajo el gobierno del doctor Raúl Alfonsín.

Es decir, son leyes trascendentes que tuvieron muchas iniciativas y que dieron respuestas a un momento histórico determinado. No se trató de la genialidad de un autor en particular que, desde el laboratorio, sacó el proyecto de ley, sino de normas que dieron respuesta a una necesidad concreta. Por eso, son momentos que no se pueden pronosticar en cuanto al cuándo o el tiempo. Es un momento donde la sociedad decide ser mejor, quitarse de encima el cinismo y la hipocresía, y terminar con eso de que “de eso no se habla”. Es por eso que hoy se habla de que hay gays y lesbianas que ya viven juntos o que vivirán en parejas que gozarán de los mismos derechos que tenemos todos. Por eso, creo que esto es una construcción histórica.

Se ha hablado mucho de historia en esta sesión. Y no puede ser de otra manera. Porque a lo largo de la historia, quienes tuvieron una opción sexual diferente sufrieron humillaciones, violencia y discriminación. Entonces, esta es la historia de quienes han sido humillados durante décadas. Y esto se ha vinculado con la mujer, algo que no es casual, porque ella ha sido discriminada a lo largo de la historia. En el libro Ana Karenina, de León Tolstoi, se pinta con genialidad una cuestión que también ha sobrevolado toda la noche. Me refiero a la discriminación y a los prejuicios. Allí se habla de la realidad y de los prejuicios de la Rusia zarista. Aquí se habló de que se había abolido la esclavitud en la República Argentina a principios del Siglo XIX, pero no ocurría lo mismo en aquella Rusia zarista. La novela arranca con una frase tremenda que se entiende solamente al final del libro. Ella dice: “Las familias felices se parecen; las infelices lo son cada una a su manera”. ¿Qué significa esto? En esa historia, significó que a Ana Karenina le quitaran el hijo, porque tuvo la osadía de enamorarse y ser discriminada por eso, terminando suicidándose bajo las ruedas de un tren. El mensaje terrible de esta obra es que solamente se puede ser feliz si se anda con la mayoría o con las costumbres y las tradiciones de la mayoría. Pero si se sale de eso, lo único que puede deparar el destino es la infelicidad. De eso estamos hablando hoy.

¿Quién no celebra el genio de Oscar Wilde, como se mencionó también esta noche, en El retrato de Dorian Gray, que ha sido y sigue siendo una de las obras valoradas por miles de lectores? Sin embargo, Oscar Wilde estuvo preso en la Inglaterra victoriana, como tantos en el mundo durante otras épocas, por ser homosexual. Por ello, este debate no es sólo jurídico, político o constitucional sino que también es, fundamentalmente, un debate humano. En la Cámara de Diputados, hubo muchas y muy buenas fundamentaciones cuando se trató esta iniciativa. El diputado y compañero de mi partido Ricardo Cuccovillo expresó lo siguiente: “La verdad es que yo quiero avanzar en mi condición de padre de un hijo gay, un hijo que entiendo que debe tener igualdad de derechos que el resto de mis hijos. Tengo tres hijos, dos varones y una mujer; uno de mis hijos varones es gay, un ser humano que yo considero que tiene igualdad de derechos y de sentimientos que el resto de mis hijos”. Su alocución produjo una gran conmoción en el recinto y en todos los que lo escuchábamos. Porque, en cada una de estas historias de vida, surge la necesidad de que demos una respuesta concreta.

La realidad nos golpea en la cara cuando es en carne propia, y cuando nos miramos en el espejo, éste siempre devuelve la realidad. Por eso, considero que este debate tardó mucho tiempo en darse porque, en realidad, estas modificaciones en la ley, que reflejan cambios en la sociedad, llegan con mucha tardanza respecto de las grandes transformaciones científicas y tecnológicas. En este sentido, nosotros acabamos de aprobar una ley que otorga al padre cinco días de licencia por paternidad. A la vez, señalo que yo he sido autor del proyecto de ley por el cual, hace muy poco tiempo, modificamos el Código Civil para reducir la mayoría de edad de 21 a 18 años. Fuimos el último país del Mercosur en hacerlo y uno de los últimos del mundo en concretarlo.

Cada uno de los cambios sociales que se van transformando en leyes llega tarde en función de los prejuicios que se van dando en todas las sociedades y que ya fueron denunciados desde el inicio mismo de ellas, hace más de cuatro siglos. Shakespeare, en su obra La violación de Lucrecia, desnudaba la hipocresía de un ejercicio del poder que prefería ver muerta a una mujer antes que ver mancillado el honor de su marido. Y fue mucho más acá en el tiempo cuando una monja, y célebre escritora, gritó desde México al mundo: “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis”. Era Sor Juana Inés de la Cruz, que desnudaba la hipocresía de una época que antes había llevado a la hoguera demencial a tres mujeres en Salem, por considerarlas brujas. ¿Qué tiene que ver todo esto con el matrimonio de personas del mismo sexo? Tiene mucho que ver porque, en este debate, estamos venciendo el temor a que nos estigmaticen cuando estamos discutiendo estos temas, cuando estamos concretando en esta norma una superación de la realidad actual. Estamos superando ese temor a que nos señalen con el dedo en nombre de un pudor vergonzante.

Señor presidente: sin ningún tipo de dudas, el matrimonio es una construcción social e histórica, y nadie, en nombre de alguien, puede desde el punto de vista civil, autonominarse como dueño de este instituto. Federico Engels, en su libro El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, citando a un antropólogo americano, Lewis Morgan, desarrolla cómo, en las comunidades primitivas, sólo se sabía qué mujer era madre de sus hijos, porque al ser comunidades heterónomas, la mujer tenía una posición de relevancia y la ascendencia se daba entonces en línea materna y no paterna. Es decir que la familia patriarcal no fue la familia desde siempre, como aquí se ha dicho; fue con los griegos, primero, y, luego, con los romanos, cuando se consolidó la familia patriarcal. Y tal como se ha manifestado en este recinto, en nuestro país hasta fines del siglo XIX, la Iglesia tuvo el monopolio de la inscripción de los nacimientos, de las muertes y del matrimonio. En efecto, hasta la ley del Registro Civil, para las muertes y los nacimientos; y hasta la ley de matrimonio civil en 1887, modificatoria del Código de Vélez Sársfield, que había tomado como punto de referencia el Código Napoleónico y el Derecho Canónico.

Y, como muy bien dijo el senador Castillo, es verdad que esta historia tuvo un punto importante en Santa Fe. Los senadores Castillo y Fernández hablaron de un gran gobernador de mi provincia. No es casual que sea olvidado; que su historia haya que buscarla en libros inéditos; que se hable muy poco de Nicasio Oroño; y que cuando se lo haga, solamente se piense en un boulevard de la ciudad de Rosario. Nicasio Oroño fue, verdaderamente, un progresista, que fue derrocado, a raíz de haber instrumentado el matrimonio civil, por los sectores anacrónicos que se oponían al matrimonio civil. Le voy a dar un antecedente al senador Castillo, porque él siempre me da datos importantes del socialismo. Se ve que viene rumbo para acá. (Risas). Me dice que no, pero me parece que sí. (Risas) Este matrimonio civil instrumentado por Nicasio Oroño también tiene una historia de amor. Proviene de una historia de amor entre don Luis Tabernig, que era un joven tirolés católico, con Magdalena Moritz, que era una suiza protestante, hija de agricultores. Don Luis y Magdalena fueron al cura jesuita de Esperanza –una bella ciudad de mi provincia–, para que los casara, pero el cura jesuita les dijo que solamente los casaba si ella adjuraba de su religión y se transformaba al catolicismo. Le dijeron que no; entonces, invitaron a todos sus amigos y a sus padres a la plaza pueblo, plantaron un árbol en el medio de la plaza, al que llamaron “El árbol de la libertad”, y se casaron sin cura ante todos los presentes, asumiendo el compromiso de que sus hijos también iban a pertenecer a ese matrimonio legítimo. Ese hecho tuvo tanta repercusión que, después, Nicasio Oroño receptó esta historia de amor de Esperanza e instrumentó el matrimonio civil en 1867.

Por eso, Ulrich Beck dice que el inmovilismo de las instituciones está en contradicción con una sociedad cuya vida cambia. Hemos hablado toda la noche de esto. Hemos señalado que la historia va modificándose, que el mundo se transforma, que las sociedades cambian y que, por lo tanto, también lo deben hacer las instituciones. Entonces, hoy estamos tratando una modificación del matrimonio civil.

La cuestión religiosa del matrimonio está de acuerdo con las creencias de cada uno, de quien las tiene. Lo más importante esta noche es que no se intentó contraponer la cuestión de los valores con el tema de los derechos. Cuando los valores en términos abstractos se plantean en oposición a los derechos, ahí es donde nace el fundamentalismo. Valores son la libertad, la igualdad, la justicia, la solidaridad. También son valores los que establecen los cinco libros de Moisés, como por ejemplo, no robar, no matar, no mentir. No entiendo por qué, a esta altura del siglo XXI, esta discusión tiene colisión con creencias religiosas. Quizá sí lo entiendo en debates que se daban en otras épocas, en otros tiempos, en otros momentos. Debería haber una evolución colectiva entre todos, para que en un tema como la modificación del Código Civil no se plantee en colisión con creencias religiosas, porque no tiene absolutamente ninguna colisión.

No tiene por qué molestar que se den derechos a quienes hoy son una realidad y no los tienen. Estamos modificando un Código Civil. También quiero hacer algunas consideraciones sobre un asunto que se ha planteado durante todo este debate en el seno de la sociedad, en la Cámara de Diputados y en el Senado de la Nación. Se hace referencia a la familia natural. Pero yo pregunto cuál es la familia natural. Se equivocan cuando plantean: papá, mamá e hijos. ¿A quién le están hablando? Hay muchas familias que tienen papá pero no tienen mamá. La mayoría de las familias tienen mamá e hijos pero no papá. Se hablaba de mayorías y de minorías. En este sentido, del censo de población de 2001 –por supuesto que el de este año va a dar cifras mucho más contundentes–, surge que las familias de papá, mamá e hijos son minoría en la República Argentina. En efecto, en 2001, los hogares nucleares completos, es decir, la pareja de padre y madre con hijos, eran 4.107.017, es decir, el 41 por ciento. O sea, el 59 por ciento de la población, en 2001, no tenía familia con mamá, papá e hijos. Hogar unipersonal, 1.512.788, es decir, el 15 por ciento. Hogar nuclear, parejas sin hijos, 1.232.173, es decir, el 12 por ciento. Y hogar nuclear incompleto, 1.027.461, o sea, 10 por ciento. Es decir que el 60 por ciento de la población no constituye una familia con papá, mamá e hijos.

Entonces, me parece que hay una equivocación conceptual cuando se plantean los temas. Creo que es importante aclararlo, porque es la realidad la que muchas veces contrasta con los planteos. En ese sentido, como también se ha dicho aquí, basta con ir a los barrios de los sectores populares para ver que la mayoría de las familias está constituida por una madre que tiene muchos hijos que cría, que educa; una madre que labura, que mantiene el hogar y donde no está el padre.

Jürgen Habermas dice que para que una sociedad sea democrática, todo lo que se precisa es la actualización consistente del sistema de derechos. Es lo que hoy estamos realizando, señor Presidente. Estamos dando un paso fundamental, que realza la tarea de este Congreso. Estamos otorgando derechos. Sinceramente, creo que, en este debate, las cuestiones del nombre –la palabra “matrimonio”– y de la adopción han sido usadas más como coartada a la oposición de avanzar con el tema del matrimonio. Y lo digo con todo respeto, porque no he escuchado fundamentos sólidos desde el punto de vista jurídico, salvo en lo que hace a la materialización de esto; reitero, no respecto del fondo de la cuestión.

El debate se ha planteado en la diferencia; y me parece que hay una confusión con la palabra “diferencia”. En efecto, nosotros vemos que, exactamente con los mismos argumentos –y se han manifestado también acá– que hoy se plantea la diferencia, para no darle a quienes son gays o lesbianas los mismos derechos de los heterosexuales para contraer matrimonio, porque son diferentes, no se le podría haber dado el voto a las mujeres. Se confunden igualdad y diferencia. Lo contrario de igualdad no es diferencia sino desigualdad. Por eso, el tema de la mujer ha surgido toda la noche, y por eso hablamos de esta cuestión. Hoy, nadie discute que la mujer sea igual al hombre, que tenga exactamente los mismos derechos que el hombre. ¿Quién lo puede discutir? Evidentemente todavía no están concretados. Se ha avanzado mucho, y las mujeres siguen avanzando; y es muy bueno que así sea; es muy positivo, porque mejora nuestra sociedad. Pero, ¿quién discute que la mujer es diferente del hombre? No lo discute absolutamente nadie. Y la mujer quiere ser diferente, pero quiere ser igual en materia de derechos. Entonces, los términos “igual” y “diferente” no se pueden confundir conceptualmente. Son distintos. Tenemos que marchar hacia la igualdad, pero eso no quiere decir que se borren las diferencias.

Por lo tanto, hoy estamos en condiciones de dar un paso importante, de sancionar un proyecto de ley que tendrá una gran repercusión para todo nuestro país. Y el tiempo es el tiempo que se ha dado. Se produjeron ocho casamientos por fallos judiciales y han tenido una tremenda repercusión pública. El tema está en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y hay un fallo inminente en el caso María Rachid-Claudia Castro, en el que se reclama su reconocimiento como matrimonio. Este es el tiempo y esta noche; si avanzamos con la sanción de este proyecto de ley, vamos a dar un paso muy importante no sólo en el derecho positivo argentino, no sólo en nuestro plexo jurídico, sino también hacia una mayor libertad, mayor igualdad, mayor justicia y mayor solidaridad en la República Argentina.

domingo, 10 de julio de 2011

Juventudes: una realidad tapada

Los cambios de paradigmas que se han ido sucediendo fundamentalmente en el posicionamiento y reconocimiento de las y los jóvenes como sujetos plenos de derechos merecen reflexiones sobre cómo se entiende la relación de las y los jóvenes (o juventudes) y los Derechos Humanos.

El mundo adulto en general, pero los medios de comunicación en particular, han laborado, construido, estipulado una imagen sobre las y los jóvenes que merece ser analizada en profundidad en tanto ha generado una estigmatización creciente de las juventudes.

Hoy en día, es normal escuchar o leer noticias del estilo “adolescente mata”, “16 años y 20 causas”, “el consumo de alcohol se duplicó en los jóvenes” o estadísticas que marcan “la cantidad de adolescentes que se detienen por día”, donde el acento está puesto en primer lugar en el rango etario. Es más, no recordamos haber leído o escuchado algún tipo de título o noticia que diga “varón adulto mata a mano armada”, o en el caso de las estadísticas pocas veces se aclara que el consumo de alcohol se incrementó en la sociedad en general.

Y ponemos énfasis en esto porque es conocido que el lenguaje no es inocente ya que va construyendo realidades o poniendo la mirada sólo sobre determinada parte de la realidad. Como diría el sociólogo y educador, Manuel Velandia, “El lenguaje genera mundos, es un motor de la acción humana; no existe en nuestro cerebro que es el que crea la realidad, de ahí la importancia de nombrar, de reconocer en el lenguaje”.

Y sí mencionamos el mundo adulto, podemos ver como la sociedad se sensibiliza rápidamente ante un niño, como se despiertan rápidamente sonrisas o tristezas; pero ni bien a ese niño se le agrava la vos, le crecen las extremidades y deja de consultar cada una de sus acciones nace automáticamente un potencial sujeto peligroso, alguien que rara vez merece contención o diálogo, pero si sentencia y castigo.

Es así como van surgiendo primero de forma difusa y luego decididamente diferentes pensamientos del mundo adulto: “son vagos”, “no se interesan en nada”, “están todo el día sentados en la esquina consumiendo alcohol”, “a su edad yo ya tenía una familia”, etc. Pareciera que en estos tiempos donde los adultos persiguen fervientemente la eterna juventud, la visión de la realidad que tienen las juventudes y la forma de transitar su vida no son aceptadas ni toleradas por el mundo adulto.

Estos estereotipos y la discriminación que producen, limitan el desarrollo integral de las y los jóvenes y su acceso a la plena ciudadanía. Este contexto sitúa al estado, en todos sus niveles (comunal, municipal, provincial y nacional) ante el desafío de diseñar y ejecutar acciones que se dirijan tanto a la restitución como a la promoción de los derechos de las y los jóvenes. Comprendiendo a la Juventud como una etapa plena de la vida, la cual ya no puede ser definida como un tiempo de formación y preparación para la edad adulta, ya que contiene elementos sustantivos que ofrecen posibilidades de ser, de pensar y de actuar propios y que permiten importantes grados de experimentación, creatividad, movilidad y participación.

En este marco conceptual, se hace imprescindible promover la construcción de ciudadanía a través de la participación activa tanto en la expresión de sus necesidades, como en la toma de decisiones y en el reconocimiento de la capacidad que poseen para ejercer sus derechos. Los horizontes conceptuales que buscan incluir cada vez más a las y los jóvenes en el ejercicio pleno de ciudadanía necesariamente deben tomar en cuenta la relación de las juventudes con sus respectivos entornos culturales, económicos, tecnológicos, educativos, lo que lleva a repensar las prácticas cotidianas que se plantean en la relación con los jóvenes.

Instalar la idea de la construcción cotidiana de derechos tiene que ver con el planteo de permanente movimiento que implica analizar, conocer, informar, difundir, promover, defender, generar y revisar lo que se denominan Derechos Humanos desde una perspectiva de movilización y participación de la juventud. Reconocemos que este movimiento de construcción se debe dar en ámbitos cotidianos (familia, escuelas, barrios, etc.), en ámbitos públicos, analizando situaciones cercanas y las que aparentemente están más lejanas incluyéndolos en proyectos grupales desde donde asumir la participación ciudadana. Abordar los Derechos Humanos desde una perspectiva más cercana implica no sólo declararlos, sino también aportar a transformar y cambiar los aspectos donde los derechos de las y los jóvenes se ven vulnerados.

Entender a las juventudes, entonces, desde una perspectiva de derechos es tener una mirada amplia sobre la heterogeneidad actual. Desde allí la construcción de ciudadanía se apoya en el conjunto de prácticas que se definen en términos de participación activa, transformadora y que está acompañada de una visión de respeto por la legalidad y legitimidad en cuanto a la posesión de derechos y de las políticas que garanticen esta accesibilidad.

sábado, 2 de julio de 2011

Acta fundacional del Frente Amplio Progresista


En el mes de junio de 2011, a poco más de un año de haber conmemorado el Bicentenario de la Patria y próximos a celebrar los doscientos años de la creación de nuestra Bandera Nacional, se constituye el Frente Amplio Progresista.

Tenemos la firme convicción de que la capacidad creativa de nuestro pueblo, sus historias de lucha y de esperanza, y su valor para reponerse de profundas crisis, son una valiosa experiencia colectiva para iniciar la construcción de un nuevo Proyecto de Nación.

La nación es territorio, es colectividad, es institucionalidad y es proyecto común en la diversidad. Contiene una multiplicidad de sentidos, pero articula sus energías alrededor de una palabra –”nosotros”– que significa también una comunidad.

Sólo un derrotero común, con diferencias pero sin antinomias, nos permitirá hacer de la historia una memoria y del futuro una voluntad concertada capaz de asegurar nuestra realización y felicidad, así como la vida y las oportunidades de las nuevas generaciones.

Es la participación en todas sus formas y modos lo que garantizará a los argentinos un destino común. El Frente Amplio Progresista entiende que sólo un movimiento nacional basado en la participación efectiva de los argentinos, en la creación de ámbitos de debate y de consenso, en la promoción de nuevas prácticas políticas, puede dar lugar a un cambio sustancial en la relación entre gobierno y sociedad, a un mejor ejercicio de la representación política y, en definitiva, a un verdadero protagonismo de los ciudadanos.

Para esto el Frente Amplio Progresista viene a asumir el compromiso de promover una nueva cultura política y social. Rechazamos la definición conservadora de la política como simple gestión de intereses preexistentes. Proponemos, en cambio, reformular esos intereses y reorientarlos en función de un progreso decidido de la igualdad social y económica y de un incremento de la participación popular.

La gran dimensión y complejidad de la agenda progresista para la Argentina de hoy requiere de la construcción de instrumentos de organización igualmente abarcadores y complejos, capaces de adaptarse al permanente crecimiento de la diversidad de las sociedades contemporáneas. Esta tarea nacional impostergable reconoce antecedentes importantes en los gobiernos progresistas de la ciudad de Rosario, durante los últimos veinte años, y de la provincia de Santa Fe desde 2007. Los encuentra también en la vocación de compañeras y compañeros que participan de este Frente, que han trabajado en la creación de nuevas organizaciones sociales y de trabajadores, y que han puesto en cuestión las viejas identidades políticas. Esas identidades que nutrieron la historia de la Argentina y que actualmente exhiben notorias dificultades para comprender e intervenir en el mundo de hoy.

El Frente Amplio Progresista no es una asociación circunstancial para responder a una coyuntura electoral. El Frente Amplio Progresista tiene la vocación de constituirse en una herramienta efectiva de buen gobierno para la Argentina y con real competencia para implementarla.

Es necesario reconstruir el vínculo entre política y sociedad desde perspectivas nuevas y plurales. En un mundo que cambia sin cesar, las pesadas estructuras de los grandes partidos les impiden adaptarse y responder como es debido a las demandas sociales. El Frente Amplio Progresista ofrece una alternativa solidaria, participativa y transparente para promover cambio cultural que se sustente de verdad, y no por simple retórica, en las múltiples capacidades creativas y realizadoras del pueblo argentino.

Nuestro Frente es Amplio porque aspira a integrar fuerzas políticas y sociales sin otro límite que su voluntad explícita de aceptar nuestras bases programáticas, y siempre que su trayectoria no esté reñida con esa voluntad. La nuestra no es una amplitud ocasional: está basada en un programa.

Nuestro Frente es Progresista porque propone construir un proyecto colectivo de Nación recreando el compromiso entre ética y política. El objetivo es la calidad institucional y el pleno ejercicio de los derechos humanos en un contexto de verdad, memoria y justicia; el camino, la inclusión social con acceso universal a la educación y a la salud, la redistribución económica, la defensa de los derechos de los trabajadores, y la plena vigencia de la libertad y de la democracia sindical.

El progresismo sigue proponiendo hoy, tal como lo planteó el Diálogo Argentino, la reforma política necesaria para mejorar nuestra democracia. El progresismo recupera asimismo las bases esenciales planteadas por la Universidad Pública Argentina, para insistir en la necesidad de una reforma económica tan profunda como lo exija la construcción de una sociedad justa.

Para el progresismo es urgente intervenir, sensibilizar y movilizar en torno al vínculo estrecho que existe entre ambiente sano y calidad de vida. Luchar contra la pobreza también es crear contextos más saludables y paisajes urbanos y rurales donde la vida se fortalezca y sea posible convivir. Ello supone una defensa firme y responsable de nuestros recursos naturales, la recuperación de la capacidad de decisión sobre los mismos, así como un llamado a construir un Plan Ambiental Participativo que pueda traducirse en una política pública de largo aliento.

El escenario internacional, con una gran cantidad de acontecimientos novedosos en la economía, en las finanzas, en las comunicaciones, en los conflictos y en el reordenamiento de los actores centrales, sigue mostrando un mundo incierto, con una pobreza creciente y cada vez más inseguro. No obstante, la crisis que afecta a los centros del capitalismo mundial es una excelente oportunidad para redefinir los vínculos entre América Latina y el mundo y para hacer, desde nuestra región, que el orden internacional progrese en el sentido de la paz y de la solidaridad. Para el Frente Amplio Progresista es urgente adoptar una perspectiva estratégica de inserción internacional basada en una efectiva cooperación mutua con Brasil en el contexto del Mercosur, en la profundización de la regionalización y en una amplia multilateralidad económica, política e institucional.

A casi tres décadas de recuperada la institucionalidad democrática en la Argentina, sus valores no están en discusión. Sin embargo, nuestra democracia política presenta todavía grandes limitaciones.

En la Argentina de los últimos años se han acentuado los rasgos autocráticos que caracterizan al sistema político argentino. Ello es evidente en dos esferas de relaciones: las del poder ejecutivo con el legislativo y el judicial, y las del gobierno nacional con los Estados subnacionales. La ausencia de diálogo entre poderes y el deterioro del federalismo frente al poder central, son dos caras de la misma moneda. Corrupción, falta de transparencia y clientelismo estructural completan este panorama.

Otra importante limitación de nuestra democracia política ha sido su incapacidad para transformar el crecimiento económico sostenido de los últimos años en una mejor distribución de la riqueza capaz de revertir la profunda desigualdad que condena a una gran parte de nuestra sociedad a la pobreza y aun a la indigencia. Situación ésta que se demuestra de manera objetiva al constatar que ocho de cada diez mayores cobran apenas el haber mínimo jubilatorio, que la mitad de los niños que nacen en la Argentina son pobres y que la mitad de los pobres son niños. Es cierto que una comparación con lo ocurrido en nuestro país en los años 2001–2002 muestra mejoras sensibles en muchos aspectos. Pero no menos cierto es que esta Argentina está muy lejos de aquélla que queremos y que necesitamos. Seis de cada diez hogares carecen de recursos para llegar a fin de mes; siete de cada diez empresas que integran la cúpula empresarial de la Argentina son extranjeras; y ocho de cada diez jóvenes viven, en la Argentina de hoy, en la precariedad.

Estas deudas fundamentales no sólo explican las crisis recurrentes de representación política que sufre nuestra democracia sino que también reafirman, por ello, la necesidad de construir una alternativa para todos aquellos sectores sociales cuyas exigencias y anhelos no son interpretados por las opciones políticas existentes.

El horizonte político del Frente Amplio Progresista está dado por la articulación de dos valores inseparables: libertad e igualdad. Cada uno de ellos se desnaturaliza si no contiene al otro. La libertad sin igualdad es la crudeza del mercado; la igualdad sin libertad es despotismo. Al ser el fundamento de la emancipación de las personas, la libertad y la igualdad son necesarias para construir relaciones verdaderamente humanas en el plano afectivo, cultural, religioso, político y económico. Y ello es irrealizable sin una perspectiva de género que desde el reconocimiento de las diversidades, asegure la equidad en el trato y en las oportunidades.

Especial atención se debe prestar a los jóvenes, protagonistas cada vez más relevantes de los discursos políticos pero no de las políticas públicas. Es sobre los jóvenes que recaen con mayor fuerza las consecuencias desastrosas de la exclusión. Por eso valoramos y alentamos la politización y la participación social y política de los jóvenes. Sin embargo, ponemos de manifiesto la falta, y por lo tanto la necesidad imperiosa, de políticas públicas universales con y para la juventud.

La historia de los últimos siglos es una historia de avances paulatinos en la consecución de derechos y libertades. Es hora de que esas libertades se enriquezcan con un progreso de la igualdad social que permita convertir la espera en esperanza y la esperanza en disfrute de un bienestar colectivo real.

Nuestra Nación nos presenta un hermoso desafío. Así lo asumimos y así trabajamos y trabajaremos: para que lleguemos a ser una sociedad integrada, estable, justa y segura, capaz de garantizar la inclusión y el desarrollo de éstas y de las próximas generaciones. Lo hacemos aunando lo mejor de la historia política argentina y apelando a la invención del futuro: como acto de identidad, como consecución de los sueños colectivos, como logro de la felicidad que deseamos y
que nuestros hijos merecen.

Convocamos al diálogo a todas las argentinas y a todos los argentinos para conformar un amplio movimiento nacional con base ética y programática, un movimiento que respetando nuestros valores humanos, morales, espirituales y materiales, nos contenga a todos sin excluir a nadie. Convocamos especialmente a los jóvenes a ser hoy mismo protagonistas en la construcción de esta propuesta de cambio.

Convocamos a construir, con el esfuerzo común, una ilusión con el corazón en el presente y la mirada puesta en el futuro.

Buenos Aires, República Argentina, 28 de junio de 2011